La Importancia de Juzgar Nuestras Acciones, No Solo Nuestros Resultados

Índice
Introducción
Existe un debate constante sobre qué nos define verdaderamente: ¿son nuestras acciones, nuestras creencias y pensamientos, o algo completamente distinto? Creo que muchas personas se centran demasiado en un tercer aspecto: los resultados, y muchas veces a expensas de reconocer el valor de las acciones e intenciones.
La trampa del éxito orientado a resultados
En tiempos recientes, más que nunca, hemos sido bombardeados por “personas exitosas” mostrando sus autos, mansiones y diamantes. Envían un mensaje claro—especialmente a los hombres—de que si no tenés un negocio exitoso o tres casas en la playa alrededor del mundo, no sos nadie; sos un perdedor; sos vago; simplemente sos lo peor. Yo mismo he caído en estas narrativas. Pensé que valoraba mi autoestima basándome en mis acciones, pero me di cuenta de que me afectaba profundamente cuando las cosas no salían como quería o cuando no obtenía los resultados “que se suponía debía lograr”. Probablemente sea igual de desafiante para las mujeres, aunque las presiones pueden girar en torno a temas diferentes, como tener una familia y cosas por el estilo.
El ejemplo esclarecedor de Santiago Bilinkis
Recientemente vi a Santiago Bilinkis hablando sobre este tema y dio un ejemplo perfecto:
- Escenario Uno: Tenías un examen, no estudiaste mucho y terminaste sacando un 10 o una A+. ¿Eso te convierte en un buen estudiante? ¿En un trabajador esforzado? No, por supuesto que no. No estudiaste; quizás tuviste suerte. Fuiste vago y deberías haber actuado de manera diferente, independientemente del resultado.
- Escenario Dos: Estudiaste durante semanas, diste lo mejor de vos, pero no aprobaste el examen. ¿Eso te convierte en un fracaso? ¿Vago? No, te convierte en una persona que estudió mucho, fue disciplinada, pero no obtuvo el resultado esperado. Ahora es el momento de aplicar algunas técnicas de Hansei, una práctica japonesa de auto-reflexión, para evaluar qué pasó, aprender y crear pasos para mejorar en el futuro.
La vida se trata de tomar las decisiones correctas y entender que, incluso entonces, las cosas pueden salir mal. Lo que realmente nos define es cómo actuamos y respondemos en esas situaciones, no solo los resultados que obtenemos.
El Desafío de Valorar las Acciones Sobre los Resultados
Es difícil abrazar este sistema de creencias porque, al fin y al cabo, las otras personas no ven nuestras acciones; solo ven nuestros resultados. Por eso, podemos caer en la trampa de pensar que lo que nos define son nuestros resultados, porque al final del día, es así como los demás nos van a juzgar y definir.
Actualmente vivimos en una sociedad obsesionada con métricas y logros visibles. Es fácil internalizar los juicios externos o juzgarnos a nosotros mismos comparándonos con lo que otras personas publican en Instagram. Las plataformas de redes sociales amplifican esto al permitir que la gente muestre sus éxitos mientras ocultan sus luchas y esfuerzos. Esto crea una realidad distorsionada en la que los resultados eclipsan el trabajo arduo y la determinación que los preceden. ¿Cuántas personas muestran viajes increíbles todo el tiempo pero tienen deudas de tarjetas de crédito que solo ellas conocen? Este es solo un ejemplo, y después nos culpamos por no ser tan “exitosos” como ellos o por no viajar tanto.
Además, creo que la mayoría de las personas no tienen una visión clara ni entienden plenamente sus propias pasiones y lo que realmente los llena. Es más fácil perseguir el sueño de otra persona que detenerse, introspectar y encontrar el propio. Estudiar medicina porque tus padres lo querían. Fundar una startup porque eso es lo que un tipo con un Lamborghini te dijo en línea. Hacemos esto porque la otra opción implica introspección y enfrentar nuestras propias sombras y traumas, como explican perfectamente Jordan B. Peterson y Robert Greene en sus libros y charlas. Lo que quiero decir es que, además de los problemas habituales relacionados con las personas que se enfocan en los resultados por las razones ya discutidas, muchas personas no se conocen a sí mismas ni sus pasiones. Están tratando de alcanzar los sueños y resultados de alguien más con plazos poco realistas.
Enseñando a las Futuras Generaciones los Valores Correctos
Volviendo a lo que Santiago Bilinkis estaba diciendo, algo que quiero señalar es que su discurso empezó diciendo que había dos cosas que quería enseñar a sus hijos, y una de ellas era esta. Creo que es importante enseñar a nuestros hijos y a las futuras generaciones que las calificaciones y los resultados no importan tanto como nuestras acciones y decisiones. Siguiendo con su ejemplo, deberíamos dejar de recompensar a nuestros hijos si sacan una buena nota y, en cambio, elogiar el tiempo de calidad que dedican a estudiar y enfocarse en la tarea, sin importar el resultado.
Mi Viaje Personal hacia Valorar las Acciones
Actualmente estoy en el proceso de desaprender mis antiguas formas de pensar, de que los resultados nos definen, y adoptando una nueva creencia, más saludable y significativa, de que nuestras acciones son las que nos definen. Es difícil desaprender esto y dejar de enfocarme en algo que está tan enfatizado por nuestra sociedad, pero sé que es la decisión correcta y la mejor manera de evitar caer en depresión cuando las cosas no salen como quiero. Porque si pensamos que nuestros resultados nos definen, entonces nuestro valor como persona también está determinado por nuestros resultados. ¿Qué pasa entonces cuando las cosas no salen como esperábamos? ¿Somos peores personas por eso? ¡Por supuesto que no! Me he estado castigando por no estar donde “se suponía que debía estar” a pesar de haber hecho todo bien. Estoy orgulloso de mis decisiones y no me arrepiento de nada.
¿Cómo es posible que, al reflexionar sobre mi vida, vea tantas decisiones correctas, tanto aprendizaje, y tantos momentos que me hacen sentir orgulloso de mí mismo y de lo que he vivido, pero aún así me sienta deprimido e inútil porque no estoy obteniendo los resultados correctos?
Abrazando una Nueva Perspectiva
Entender que nuestras acciones y decisiones nos definen, y no solo nuestros resultados, es un cambio profundo de perspectiva. Es un viaje de autodescubrimiento y autoaceptación. Al enfocarnos en nuestros esfuerzos y la integridad de nuestras acciones, podemos encontrar satisfacción y autoestima que no dependan de la validación externa ni de los resultados.
Entender que nuestras acciones y decisiones nos definen, y no solo nuestros resultados, es un cambio profundo de perspectiva. Es un viaje de autodescubrimiento y autoaceptación. Al enfocarnos en nuestros esfuerzos y la integridad de nuestras acciones, podemos encontrar satisfacción y autoestima que no dependan de la validación externa ni de los resultados.
Avanzando
Para abrazar completamente esta mentalidad, voy a tomar los siguientes pasos, y te invito a considerarlos también si enfrentás las mismas dificultades:
- Practicar la Autocompasión: Reconocé tus esfuerzos y perdonate por los contratiempos. Entendé que todos enfrentan desafíos, y está bien no tener todo resuelto; nadie lo tiene.
- Reflexionar sobre tus Valores: Dedicá tiempo a identificar qué es lo que realmente te importa. Esto te ayudará a alinear tus acciones con tu ser auténtico, en lugar de perseguir indicadores externos de éxito.
- Comprender tu Valor Intrínseco: Una excelente manera de no poner toda nuestra autoestima en nuestros resultados es saber qué es lo que nos da valor a nosotros mismos sin importar qué. Puede ser nuestra inteligencia, la forma en que hacemos algo o cualquier cosa que valoremos de nosotros mismos. En mi caso, es mi resiliencia, cómo me levanto y sigo adelante cada vez que caigo y las cosas no salen como quiero. Saber esto te ayudará a seguir adelante incluso en tus peores momentos. Debe ser algo que no cambie sin importar qué y que valores sin importar qué.
- Establecer Metas Orientadas al Proceso: Enfocate en metas que resalten el proceso por encima del resultado. Por ejemplo, comprometete a aprender algo nuevo cada día en lugar de enfocarte en un logro específico.
- Limitar las Comparaciones: Recordá que las redes sociales a menudo muestran una versión curada de la realidad. Tratá de minimizar las comparaciones con otros y apreciá tu propio camino único. Tal vez incluso considerá desinstalar las plataformas de redes sociales si realmente te afectan.
- Buscar Apoyo: No dudes en recurrir a amigos, familiares o profesionales que puedan ofrecerte orientación y ánimo mientras navegás este cambio de perspectiva.
Conclusión
Al redefinir el éxito como una medida de nuestras acciones e intenciones, en lugar de solo nuestros resultados, podemos cultivar una relación más saludable con nosotros mismos. Este cambio no solo alivia la presión de las expectativas externas, sino que también fomenta un sentido más profundo de realización y propósito. Es un camino desafiante, pero uno que lleva a una autoestima genuina y una vida más auténtica. genuine self-worth and a more authentic life.